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John Hoppner. Retrato de Elizabeth condesa de Mexborough, ca. 1780

La pintura de retrato ha acompañado a la humanidad desde hace aproximadamente cinco mil años, como un medio para perpetuar la vida de una persona, o de un grupo de personas, más allá de la muerte a través de representar su apariencia física, su personalidad y sus virtudes. Igualmente, dicho género artístico ha permitido al ser humano construir un sentido de pertenencia a un lugar, a una familia, a un estrato social o a ciertos valores religiosos, políticos y sociales, a partir de mostrarse a sí mismo con determinadas características o ciertas poses; mismas que, a su vez, definen cómo se quiere ser visto y recordado en las futuras generaciones. De tal forma que el retrato se convirtió en símbolo de poder, de posición social y de honor.


La exposición Reflejos y visiones: el retrato en la Edad Moderna a través de la Colección MNSC tiene como objetivo mostrar el resurgimiento de este género, después de varios siglos en los que hubo escasas representaciones de gobernantes y figuras históricas, y su consolidación en el siglo XV, donde se gestaron paralelamente en Italia y Flandes las convenciones del retrato que perduraron, con ligeras variaciones de estilo, hasta el siglo XVIII; y, finalmente, las nuevas características y usos del género durante el siglo XIX.

Curaduría MNSC

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